jueves, 8 de abril de 2010

El subvertising: la batalla en las calles.

El subvertising o contrapublicidad, refiere a una práctica consistente en parodiar mensajes publicitarios corporativos o políticos mediante la alteración de los contenidos de los mismos. En inglés se conoce con el nombre de subvertising, resultado de la fusión de las palabras subvert (subvertir) y advertising (publicidad). De este juego de palabras se entiende que la contrapublicidad consiste en subvertir, es decir, trastornar, revolver y destruir la publicidad.
La contrapublicidad se apodera de las técnicas publicitarias para invertir los significados de los mensajes comerciales. Hoy todavía no está muy desarrollado en América Latina, aunque sí en EEUU y Europa.
Naomi Klein, en su best-seller No Logo, utiliza el concepto de piratería publicitaria para explicar esta práctica: "Son aquellos que parodian anuncios y asaltan vallas callejeras para develar la verdad profunda oculta tras los eufemismos publicitarios. Se mezclan el graffiti, el arte moderno, el bricolaje punky y el espíritu bromista"

Campaña de Adbusters / Culture Jamming (NY).

Se trata de mostrar qué hay detrás del mensaje publicitario de las corporaciones, de los productos masivos. El fin último es generar conciencia social, sin descuidar la estética, ayudándose de todas las herramientas del mensaje publicitario. A las nuevas generaciones no se les llega con pancartas burdas, todo debe ser más sofisticado, dada la magnitud de la contaminación visual y el ruido publicitario actuales.


Dos ejemplos de contrapublicidad.

Para muchos, el subvertising se convierte en un modo de vida. Y también la tendencia va no sólo hacia subvertir la publicidad, sino también incluso las obras de arte y los espacios públicos. Un ejemplo de esta práctica es el inglés Banksy. Interviene espacios públicos, generando con sus pintadas una fuerte crítica social a la moral victoriana aún presente en Londres, entre otras cosas. El es ya un atractivo turístico en la cosmopolita ciudad inglesa.


El trabajo de Banksy en las calles de Londres.


Pero todo esto me genera dos dudas. La primera es: Hasta qué punto, al lograr el reconocimiento como un street artist, un artista como Banksy se ve tentado por el mismo capitalismo? Acaso no es un poco parte de esto? tiene su web, vende libros, productos online, acepta tarjeta, etc. Vivir al margen completamente parece una utopía. Y más, sabiendo que "el subvertising muchas veces se puede convertir en lo que critica", como indica Steefano Rallo, consultor italiano de estrategia de marca, ex Mc Cann-Erickson.

La otra duda es: Cómo pueden revertir las marcas esta tendencia hacia el vandalismo corporativo? Se puede? Esa es la gran interrogante. Deberán frenarlo valiéndose de grandes estudios de abogados y burocracia, o podrán hacerlo jugar a su favor. Ya se apropiaron de los foros, las redes sociales, y estimo que tambien buscarán la forma de adaptar este arte y revertir su fin. Somos débiles y finalmente sucumbiremos al mensaje? Hoy, resulta un gran misterio.

A pensar.

Hasta el próximo post.





Victor Chirillo - 2010 - Buppa Comunicación

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